Un día empezamos a oír hablar de un bichito
llamado Coronavirus que empezó a paralizar nuestros días, nuestro mundo.
Hubo muchas muertes, entre ellas las de gente que
conocemos.
Como muchos, yo al principio lo llevaba fatal, negativa
totalmente; me daba mucho miedo. Pero luego me di cuenta que tenía que tener
esperanza. Me propuse, y conseguí ser más positiva, empecé a valorar cosas que
ni me las planteaba: mi familia, mi casa, tener comida, amigos, al ver a
alguien a través de una de las videollamadas tan populares estos días, a
conocer chicos por aplicaciones de ligar y sobre todo a ser consciente de que
esto se acabará y volveremos a un mundo diferente, pero mejor, porque estoy
convencida de que para mucha gente ha sido el valorar lo que antes no
valoramos.
Mi deseo es que esto nos haga a todos más humanos.
Yo tengo trastorno bipolar, pero no por ello valgo
menos. Ningún enfermo mental vale más ni menos que nadie. Me gustaría dar
gracias a mi psicóloga Luz, que la adoro y sé que me quiere muchísimo, a las
personas y usuarios de la asociación y a mi psiquiatra el Dr. Solano.
¡Hacen una labor de apoyo impresionante!
Me gustaría concluir mandándoos a todos esperanza
por un mundo mejor y más bonito.
¡Pronto nos veremos aunque tardemos un poquito más
en abrazarnos!
¡Os llevo muy adentro!
Bea S. G.
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